De Chanel a collage: la trampa del cambio sin rumbo
- Ignacio Gini

- 7 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 oct

En la actualidad el desarrollo de productos y servicios evolucionó de su idea inicial en la cual un proyecto se lanza, sin espacio para input o ajustes. Hoy en día, a través de metodologías Lean-Agile, la adaptabilidad al cambio y la entrega iterativa de valor a través de ciclos cortos de trabajo y feedback constante se convirtió en la nueva norma.
Sin embargo, como cualquier metodología, su utilidad radica en el expertise de quien la utiliza. Su uso sin control puede llevar a resultados inesperados e incluso contraproducentes.
Cada vez que pienso en el concepto de trabajo iterativo, no puedo evitar acordarme de un capítulo de los simpsons que se convirtió en un clásico: el del vestido Chanel de Marge.
Para quienes no conozcan este capítulo, la trama gira en torno a Marge que se compra un traje de Chanel muy elegante a un muy buen precio. Lo usa y mágicamente es un hit que la posiciona diferente en otra clase social. Intentando replicar ese éxito empieza a usarlo en su vida cotidiana. Y como a nadie quiere ser un "one hit wonder" comienza a modificarlo. Primero, le recorta la falda para ir a hacer las compras. Después, le cambia la chaqueta para adaptarla para una reunión social. Para cada nueva ocasión, el traje sufre una nueva intervención: le pone hombreras, le saca botones, le cose parches. En definitiva, el Chanel original va perdiendo su esencia con cada cambio.
Se intenta aferrar con nostalgia y maquinas de coser a un éxito que no va a volver. El resultado final es un collage de retazos de tela, que se termina arruinando por completo como consecuencia de un último intento fallido de modificación.
En este capítulo, Marge cae en la trampa de creer que un único desarrollo puede ser modificado en forma indefinida para adaptarlo a cualquier ocasión, sin importar las consecuencias. Por un lado, es lógico. Nadie quiere decepcionar a un cliente o potencial cliente. No estamos lo suficientemente cómodos con el desarrollo, creemos que da para más, que se puede mejorar. Todo feedback, mientras sea constructivo es bienvenido y así, le hacemos modificaciones y parches hasta que pierde su esencia original.
Pero lo interesante es que, lo mismo que le pasa a Marge lo veo a diario trabajando con nuestros clientes. En mi experiencia, es común ver en proyectos de desarrollo de productos o servicios como rápidamente se abandona el espíritu detrás de la idea original y se recae en un hábito de “parche” para dejar a todos contentos, sin importar la naturaleza del feedback recibido.
Pero, recapitulemos para que todos hablemos de lo mismo: ¿de qué hablamos cuando hacemos referencia a trabajo iterativo?. El concepto es simple: se construye un Producto Mínimo Viable (MVP), una versión básica y funcional del producto o servicio. En loops cortos, se incorporan nuevas características y se corrigen errores basándose en el feedback de los usuarios. Sus principales beneficios son:
Adaptabilidad: Permite reaccionar rápidamente a los cambios del mercado, las nuevas tecnologías o la retroalimentación de los usuarios.
Reducción de riesgos: Al lanzar un MVP, se valida la idea central con una inversión mínima. Si no funciona, se puede modificar o abandonar antes de invertir demasiado.
Entrega constante de valor: Los usuarios reciben mejoras y nuevas funcionalidades de forma regular, lo que mantiene su interés y fidelidad.
Evolución constante: Cada iteración es una oportunidad para perfeccionar el producto, resultando en una solución de mayor calidad a largo plazo.
El enfoque iterativo es el motor detrás de la innovación en empresas de tecnología, y ha sido clave para el éxito de muchos productos que hoy usamos a diario. Sin embargo, al igual que le sucedió a Marge, existe un riesgo en el desarrollo iterativo sin control:
Pérdida de la visión original: Al ceder a cada nueva solicitud o sugerencia, el producto puede ir alejándose del objetivo inicial. Lo que empezó como un traje de día puede terminar como un vestido de cocktail.
Devaluación del producto: Los cambios constantes pueden comprometer la calidad, la coherencia del diseño y la estabilidad. Cada nueva capa de funcionalidad, si no se integra correctamente, puede añadir complejidad y "debilidades" que amenazan el núcleo del producto. El traje de Marge ya no tenía nada de Chanel.
Cansancio del equipo: El ciclo interminable de cambios puede llevar a la fatiga del equipo, como cuando marge cose sin parar, incluso de noche relegando a su propia familia, en lugar de construir un producto con propósito.
La clave está en tener una visión clara y un propósito definido para nuestro MVP. El trabajo iterativo no es un objetivo per se, sino una herramienta para construir algo de valor. Es cierto que la capacidad de adaptación hoy es un superpoder, pero esa adaptación debe estar guiada por nuestro objetivo esencial.
Como Marge con su vestido, si no se tiene cuidado, el afán de adaptarlo a cualquier ocasión puede hacer que termine por no servir para nada.




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