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El secreto de tus Ojitos

  • Federico Rolando
  • 7 oct
  • 2 Min. de lectura
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(No) Testeado en Animales


(Dame tiempo, prometo que esto va a llegar a algo)


Después de años como estudiante, y gracias a la invitación de un colega, me encontré dando una clase en una universidad de Argentina.


Como fruto de reiteradas interacciones con el director de la carrera, fuimos preparando la clase, intentando intercalar teoría e información técnica con experiencias de casos reales del día a día laboral que ayuden a bajar conceptos a la realidad. Incluimos, por ejemplo, un framework para la construcción de un plan estratégico de data analytics creado gracias a la interacción de las diferentes áreas del negocio y los equipos de arquitectura y data science de una organización. Además incluimos un conjunto de rutinas y metodologías pensadas para que, gracias a perfiles cuidadosamente elegidos, se llegue al definition of done en tiempo y forma, posibilitando la iteración y el desarrollo de una mejora continua.


El desafío era aún mayor porque la clase era de metodología virtual, lo que obliga al cuerpo docente a ser aún más interesante en lo que cuenta. Las distracciones están a un click de distancia. Lo curioso fue descubrir que la aplicación que usábamos tenía un detalle: mostraba un pequeño dibujo de "ojitos" al lado de cada alumno que miraba la pantalla y se disipaban cuando dejaba de prestar atención plena.


Mi primera reacción fue "qué aplicación más botona".


Así que desde ahí, la clase para mí se transformó en un experimento en vivo. No tardé mucho en llegar a una conclusión: los "ojitos" se iban cuando exponía teoría o tecnicismos. Y aparecían cuando pasaba a contar una historia real, un proyecto, una experiencia en primera persona, un dolor o un problema en el que se sentían representados.


De repente, las miradas volvían, se activaban micrófonos y aparecían preguntas. El clima cambiaba por completo, si es que existe algo así como el "clima" en una reunión por Zoom.

Nada atrae más las miradas que un espejo. Y es en las experiencias más colectivas en donde nos vemos reflejados. 


Nos recuerda que no importa si estamos contando un cuento a un chico o dando una clase de Business Analytics a ejecutivos, las historias en la primera persona del plural  logran atrapar los "ojitos" de todos.


Así, de repente, justo como este texto.


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